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Buenos vecinos
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El director islandès Hafsteinn Gunner construye un relato caustico donde tienen cabida la comedia negra y la tragedia desoladora. La moraleja, que él mismo reconoce, se puede resumir en que vivimos en comunidad y es necesario llegar a acuerdos o de lo contrario los conflictos pueden tener un final indeseado.
Un frondoso árbol que proyecta su sombra sobre el jardín del vecino será el detonante de una confrontación con un final patéticamente trágico. Estas querellas vecinales parecen ser algo comunes en Islandia donde los árboles no abundan y los ciudadanos valoran mucho los rayos del sol. Ante la negativa de podar el árbol por parte del vecino propietario las trastadas y venganzas entre ellos irán en un in crescendo que se llevará por delante la dignidad y el autocontrol de sus protagonistas. Cuanto más tensa es la relación entre estos vecinos más absurdas y desproporcionadas son sus reacciones. Cinco adultos asisten atónitos a las recíprocas revanchas, sin ninguna capacidad para reaccionar cívicamente y frenar las locuras vengativas de una mujer neurótica y desolada por el suicidio de un hijo. Cada uno aporta su grano de mezquindad hasta el paroxismo. La desconfianza hacia el otro libra una batalla donde lo importante no es ya la sombra del árbol sino la derrota del adversario y la propia victoria.
Aunque los conflictos se desenvuelven en un ambiente doméstico se pueden muy bien extrapolar a otros ámbitos como son los enfrentamientos entre naciones, religiones... ya que lo esencial es mostrar una visión pesimista e irónica de la condición humana y de su falta de estrategias para salir airosa de situaciones inicialmente sencillas de resolver.
Núria Farré. facebook@cinemaperaestudiants.cat
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