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CAFARNAÚM
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Según parece, a la directora libanesa Nadine Labaki le está ocurriendo con Cafarnaúm lo mismo que a Ai Weiwei con el documental Marea humana. Hay quien les reprocha el llevar a la pantalla el sufrimiento humano cuando ellos viven en una realidad que nada tiene que ver con lo que denuncian. ¿Pornografía emocional o denuncia social? Todo residirá en como lo perciba cada espectador pero pienso que es difícil no reaccionar ante las imágenes que se suceden en la película.
Filmes como el de Labaki no cambiarán este sistema, que se está revelando completamente inútil para solucionar el problema de los refugiados o el de la pobreza, pero sí pueden abrir debates, remover conciencias y motivar a las organizaciones no gubernamentales a seguir allí. Quizás no pueda pedirse mucho más a una sociedad acomodada y habituada a una frivolización de las crisis humanitarias.
Por esto hay verdades que nos incomodan. Porque Zaín, el niño protagonista, es víctima de todas las violencias que pueden padecer los niños que viven en los barrios más marginados de Beirut, hasta el punto de denunciar a sus padres por haberle traído al mundo. La virtud de la directora es que, siendo demoledora en su historia, sabe contarnos todas estas atrocidades con una gran sensibilidad y ternura, evitando la emoción facilona y los tópicos y dejando al final un resquicio para la esperanza. Quizás porque gracias a la película, Zaín ha visto cumplido su sueño, junto con el su familia, de vivir en Noruega y aisistir a la escuela. Estreno 15 de febrero de 2019
Núria Farré. facebook@cinemaperaestudiants.cat
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