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El professor, corrosivo y mordaz retrato del actual sistema educativo
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Una vez más Tony Kaye (American History X) retoma el tema de los jóvenes marginales para mostrarnos los problemas de disciplina con los que se enfrentan cada día los profesionales de la enseñanza. Pero su objetivo no se acaba aquí, ya que la soledad que envuelve a todos los personajes consigue despertar en el espectador un desasosiego y una desolación sin fisuras.
A todos lo sitúa en este momento vital en el que el día a día parece una lucha continua contra los propios fantasmas: los adultos contra los fantasmas que han heredado del pasado, los jóvenes contra los del presente y que devendrán futuros en un mañana no muy lejano. Su relación con la vida es de fracaso vital, de frustración, de conformidad: no hay lugar para la esperanza. La acumulación de situaciones dramáticas puede ser, en algunos momentos, agobiante.
Pero dejando aparte las tristísimas historias personales, el film también quiere ser un mordaz y corrosivo retrato del sistema educativo actual, principalmente en los centros públicos. Profesionales que han de lidiar la mayoría de las veces con faltas de respeto, amenazas y agresiones más que con aquello que les llevó a escoger esta profesión que es transmitir saber, despertar sensibilidades y formar mentes críticas y reflexivas. Oportuna exposición, dado los tiempos que corren, y que muy bien podríamos también trasladar a nuestro país, salvando las distancias.
Muy buena actuación la de Adrien Brody (El pianista) que es sobre quien recae todo el ritmo y el tempo de la obra. Protagonista triste y reservado que sabe acallar sus problemas para intentar dar algo bueno de sí a los que le rodean, incluido a su propio abuelo, responsable de su desgraciada infancia.